En ocasiones escuchaba el mar tan cerca, como si mis pies caminasen por su orilla, acariciando la suave espuma y la áspera arena. Eran esos días en los que soñaba con ser mayor, con llevar maletín, con pintarme los labios...Eran esos días en los que soñaba con ser especial, especial para alguien, especial para algo. Los días en los que mi inocencia no imaginaba algo más allá de un amor de verano en todas las estaciones, un aprobado justo en la peor materia, un castigo condonado, un vestido recién estrenado. Los días en los que el simple hecho de ser adolescente era un motivo más para seguir soñando.
Fue entonces cuando apareciste tú, con tu buena cara, con tu sonrisa eterna, tu feliz final. Y creí en ti, creí en todos los que decían que era verdad, que me podrías acompañar el resto de mi vida, que debía hacerme tu amiga, como las que se dejan la ropa, las que se cambian los cromos, las que comparten merienda. Y te dije: -¡hola "optimismo"!. Nunca te diré adiós.
Hace 1 año
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